lunes, septiembre 19, 2011

ELLOS LO SABEN, Y AÚN ASÍ...

Igual en cada caso. “¿Y cómo está? Su vida y así...” le pregunté una vez más. Su respuesta comenzó con “Diay...” Y el resto no, sí es diferente en cada caso particular.


No sé si es porque cerca mío ha estado sucediendo más, o si de verdad es algo raro que está pasando últimamente; pero parece que una ola de degradación, principalmente espiritual, se está apoderando de varios a mi derredor. Quiero decir, no por estar a mi derredor, pero casualmente lo están. Y, pues, casi siempre hay alguien que anda pataleando y hay que ayudarle, o quien la verdad se destapó y ya no le importa nada. Casi siempre, digamos, para no ser pesimistas. Uno que otro por acá y por allá. Pero ahora me refiero a una verdadera ola, una epidemia. Creo que es algo, y que de verdad debería alarmarnos y movernos. Ya lo dije, así que no puede simplemente ignorarlo.


¿Cuál es el punto de estar mal? ¿Por qué alguien decidiría estar mal? Pues son muchos los que andan así, aunque quién sabe si lo deciden o no. Fijo algunos sí, aunque el asunto no es juzgable. Y la pregunta va a que hacen lo que hacen a pesar de estar conscientes de que están mal, de que no van a ningún lado, de que les va a doler, de lo que están destruyendo, de lo que les costó construirlo, a ellos y a otros...


Pues sí, es cierto. Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! De verdad cosas feas. Y ninguno piense que estoy haciendo alusión a alguien en específico (más que a Vallejo). Todos los que están mal tienen y tendrán alguna excusa así de pesada y conmovedora como la suya, que será verdadera como historia, y única como sufrimiento, pero no efectiva como excusa. Hay formas de lidiar con cosas irreparables, siempre. Y no quiero sonar insensible, más de uno sabe que he llorado por ellos y sus penas, y que les he querido ayudar de una u otra forma, mínimo escuchando y empatizando. Sí, yo, empatizando. Más bien, en uno que otro caso me ha dolido el descaro de la persona para despreciar el interés y esfuerzo de uno y las ganas de ayudar; la amistad, la hermandad.


Y es que, uno qué le va a decir a esa persona, si es suficientemente inteligente; si el solo hecho de que uno le llame, le mensajee o se le acerque ya le hace pensar en lo que uno fijo le va a decir. Porque ya lo sabe, y bien sabido. Es decir, igual uno le dirá lo que hay que decir, que reclamar, que predicar; uno le habla, uno le busca, y no por deber (¿Cuál deber, por cierto? ¿Ante quién?). Pero todo radica al fin y al cabo en que le dé la gana. Es más, ni eso. Todo radica en que Dios le pegue una buena quebrada hasta el suelo y le haga humillarse, y despertar. Llorando, pero finalmente despertar. Y ellos lo saben, y aún así...


Yo tampoco he estado bien todo el tiempo, ¿sabe?. Y yo también he pensado hacerme un desastre de mi vida para ver a quién le importa (sólo por curiosidad, claro ¬¬) Yo también he creído tener excusa suficiente para volverme loco, para dejar de creer, según uno. Yo he pensado, y sé que es cierto, que tendría más plata, más amigos, más vida social, que sería más popular y atractivo, más divertido para muchos, y que gente que amo sería más cercana y sincera conmigo, si yo estuviera mal. Y eso me ha tentado. Por eso hablo, de hecho. Pero simplemente, creo que si llego a estar mal al final nada de eso valdría la pena, porque tengo algo que sí: Estar bien.


Sí, la entrada es larga. Gracias por llegar hasta aquí, por cierto... Pues diay, si escribo tanto es por algo. Esto me roba la mente, ocupa mi corazón; son mis hermanos. Y no es cliché cristiano. SON MIS HERMANOS, y son mi vida, así fui creado. Y todo esto para mí es alarmante. Duele. Daría mi vida por ellos, por que vuelvan a estar bien, por que vuelvan a ser los de antes. Por que vuelvan...


Y usted. Daría lo que fuera por que vuelva, ¿escuchó? Vuelva, por favor...


Algún día el vacío le va a doler demasiado. Espero que vuelva antes de eso...

Seguidores